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sábado, 21 de abril de 2018

Abril2018/Miscelánea. SALÓN DE PLENOS DEL AYUNTAMIENTO DE PANIZA CON LOS BUSTOS DE MOLINER Y PALACIOS.

Presidencia del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Paniza (Z). A la derecha el busto de Julio Palacios Martínez y a la izquierda el de María Moliner Ruiz.
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Físico, matemático, doctor, catedrático, investigador y académico.
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Filóloga y autora del Diccionario de uso del español.
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Mesa presidencial del Salón de Actos Ayuntamiento de Paniza
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PANICEROS
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El gentilicio de los habitantes de Paniza es Paniceros. Hay, sin embargo, en ASTURIAS una aldea con el nombre de Paniceros. Sus datos son los siguientes:
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Aspecto que presenta el Salón de Actos del Ayuntamiento de Paniza.
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MOTA DE PRENSA
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La venta de vino en los súper alemanes mantiene viva a Paniza
(Heraldo de Aragón)
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JULIO PALACIOS MARTÍNEZ

Julio Palacios Martínez, físico, matemático, Doctor, catedrático, investigador y académico. Nació en Paniza (Zaragoza) en 1891 y murió en Madrid en 1970 a los 78 años de edad.

Fue uno de los más relevantes físicos españoles del pasado siglo XX y perteneció a las Academias más importantes.
Fue el autor de las más importantes voces de Física del Diccionario Espasa.
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Familia 
Fue el segundo hijo de Miguel Palacios Cabello, quién ejercía como médico en Paniza, y de Eusebia Martínez Lostalé. La familia se desplazó en 1900 a Tamarite de Litera (Huesca). Contrajo matrimonio con Elena Calleya Pedroso, de cuyo matrimonio nacerían cinco hijas: Elena, Carmen, Pilar, Ana María y María del Rosario.
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Formación
Julio inició sus estudios en las Escuelas Pías de Tamarite. Cursó el bachillerato en el Instituto de Huesca, y posteriormente estudió en las Universidades de Zaragoza y Barcelona, en donde, coincidiendo con el gran pedagogo y científico Esteve Terradas, obtuvo en 1911 su licenciatura en Ciencias Exactas y Físicas, calificada como sobresaliente y recibiendo el premio extraordinario.
Se trasladó a Madrid, en donde dio comienzo a su tesis doctoral bajo la dirección de Blas Cabrera, director del Laboratorio de Investigaciones Físicas de la Junta para Ampliación de Estudios (JAE). Presentó su tesis doctoral en 1914, obteniendo el premio extraordinario.
Por consejo de Blas Cabrera, se trasladó a Leiden pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios. En Leiden investigó, durante el período 1916-1918, sobre las isotermas del neón y otros gases nobles a bajas temperaturas.
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Docencia 
En 1916 con 25 años obtuvo por oposición la cátedra de Termología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central en Madrid, que regentó desde 1919 hasta 1961. Fue también, catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros Aeronáuticos.
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Investigación
A su regreso a España, Palacios se incorporó al Laboratorio de Investigaciones Físicas que dirigía Blas Cabrera, en el que realizó trabajos acerca de la formación de los meniscos de mercurio y su aplicación a la corrección de la lectura de las columnas barométricas.
Se ocupó asimismo del flujo de gases en tubos capilares, introduciendo una notable modificación en las bombas de difusión de Langmuir, que publicó en los "Anales de la Real Sociedad de Física y Química" en 1920.
También investigó sobre la teoría de la luminosidad en los rayos canales, sobre la que publicó un trabajo en los "Annalen der Physik" (1924) y colaboró con Cabrera en los estudios de éste sobre las sustancias diamagnéticas y paramagnéticas.
Relevancia
En 1923 participó en la recepción y en la preparación de los actos y conferencias de la visita de Albert Einstein a España.
En 1927, formó parte de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria de Madrid, presidida por el rey Alfonso XIII.
En 1929, Palacios instaló en los locales del Laboratorio de Investigaciones Físicas los primeros montajes para iniciar sus trabajos sobre estructuras cristalinas por medio de la difracción de rayos X, según el método de Deby-Scherrer y, al inaugurarse en 1932 el Instituto Nacional de Física y Química, Palacios fue encargado de dirigir la sección de rayos X.
Cargos científicos
 Después de la Guerra Civil fue nombrado director de la sección de Física del Instituto de Oncología de Lisboa (Portugal), compaginando su labor en Portugal con su trabajo en Madrid.
Fue vocal de la Junta para Ampliación de Estudios,
Fue Presidente de la Sociedad Española de Física y Química,
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Posguerra
Finalizada la Guerra Civil, Julio Palacios se incorporó a la cátedra de Termología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central en Madrid, y entre 1947 y 1961 su vida transcurrió entre Madrid y Lisboa, en donde dirigió a nuevos grupos de investigación experimental, y dedicándose esencialmente a escribir libros con los que estudiaron varias generaciones de científicos españoles.
Durante esta etapa se interesó por temas biológicos desde la perspectiva de la física, y fue nombrado director de la sección de Física del Instituto de Oncología de Lisboa, alternando la docencia entre esta ciudad y Madrid.
A partir de esta época la actividad intelectual de Palacios abarcó los más diversos temas, entre los que podemos destacar publicaciones sobre dinámica de la rotación de un sólido libre, fenómenos electrolíticos, publicaciones sobre los ultrasonidos y su utilización terapéutica, y análisis dimensional
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Publicaciones
Palacios publicó, aparte de una gran cantidad de artículos relativos a sus áreas de investigación, varios libros didácticos:Mecánica-Física.jpg
- "Física para médicos" (1931),
- "Mecánica física" (1942), 
- "Termodinámica y constitución de la materia" (1942),
- "Electricidad y magnetismo" (1945),
- "De la Física a la Biología" (1947),
- "Análisis dimensional" (1956).
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Divulgación 
Fue un gran conferenciante en España y fuera de ella (Buenos Aires, Lima, Montevideo, París, Toulouse, Padua, Trieste y Roma, entre otras universidades),
Es el autor de las más importantes voces de Física del Diccionario Espasa.
Publicó centenares de artículos de investigación física, publicados en las más importantes revistas del mundo y de sus traducciones del alemán,
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Controversia 
En la última etapa de su vida se dedicó con empeño a elaborar una crítica de la teoría de la relatividad, intentando rehabilitar las nociones clásicas de espacio y tiempo absoluto. Éste es, probablemente, el aspecto más discutible de su actividad como físico
Academias
En 1932 ingresó en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, con un discurso sobre “Mecánica Cuántica”.
En 1945 fue elegido Miembro de la Real Academia de Medicina.
En 1953 fue elegido Miembro la Academia de la Lengua, constituyendo su discurso de ingreso “El lenguaje de la Física y su peculiar filosofía”, que fue considerada una pieza excepcional de profundidad, solidez y claridad.
Fue Correspondiente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona y de las Academias de Ciencias de Zaragoza, Buenos Aires, Córdoba (Argentina), Lisboa, Lima, Coimbra y Puerto Rico,
Reconocimientos honoríficos
En 1942 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Toulouse
En 1958 recibió el premio March
Poco antes de su jubilación fue nombrado uno de los rectores del International Center for Mechanical Sciences, con sede en Udine y Trieste

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MARÍA MOLINER


1900-1981
María Moliner nació en Paniza (Zaragoza) el 30 de marzo de 1900 en el seno del matrimonio formado por Enrique Moliner Sanz, médico rural, y Matilde Ruiz Lanaja. Era un ambiente familiar acomodado en el que los tres hijos que superaron los entonces frágiles años de la infancia —Enrique, María y Matilde— cursaron estudios superiores.
En 1902, según testimonio de la propia María Moliner, padres e hijos se trasladaron a Almazán (Soria) y casi inmediatamente, a Madrid. En la capital, según sus propias palabras, los pequeños Moliner estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza, donde fue, al parecer, don Américo Castro quien suscitó el interés por la expresión lingüística y por la gramática en la pequeña María.
Los primeros exámenes del bachillerato los hizo  como alumna libre en el Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid (entre 1910 y 1915). En julio de 1915 pasa al Instituto General y Técnico de Zaragoza, del que fue alumna oficial a partir de 1917 y donde concluyó el bachillerato en 1918.
Entre 1918 y 1921 cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras en la universidad de Zaragoza (sección de Historia) obteniendo sobresaliente y Premio Extraordinario. 
En 1922 ingresó por oposición en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y obtuvo como primer destino el Archivo de Simancas. 
Tras una breve estancia en Simancas, María Moliner pasa al Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia. Será en esa ciudad donde conocerá al que fue su marido, D. Fernando Ramón y Ferrando, catedrático de Física. La pareja contrae matrimonio en Sagunto, el 5 de agosto de 1925. Es la unión  de dos intelectuales comprometidos con su vocación y con la sociedad en la que viven, a la que tratarán de dar lo mejor de sí mismos. 
A principios de los años treinta, la familia se traslada a Valencia, Fernando, a la Facultad de Ciencias; María, al Archivo de la Delegación de Hacienda de esa ciudad.  La etapa valenciana cubre el período de su mayor plenitud vital. En ella se produce el nacimiento y la crianza de sus dos hijos pequeños, se encarga de la atención de la casa, continua desarrollando su vida profesional, y, sobre todo, comienza su participación en las empresas culturales que nacen con el espíritu de la II República. 
En primer lugar hay que destacar su colaboración  en la Escuela Cossío, inspirada claramente en la Institución Libre de Enseñanza. María Moliner enseñó en ella Literatura y Gramática, y, además, formó parte de su Consejo Director, como vocal, y de la Asociación de Amigos para su apoyo, como secretaria.
Prestó asimismo, su colaboración entusiasta a las Misiones Pedagógicas de la República, ocupándose de la  organización de las bibliotecas rurales. De hecho, escribió unas Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas que se publicaron sin nombre de autor en Valencia en 1937. Estas indicaciones fueron muy apreciadas, tanto en España como en el extranjero y su presentación preliminar —«A los bibliotecarios rurales»— constituye una pieza conmovedora y un testimonio fehaciente de la fe de la autora en la cultura como vehículo para la regeneración de la sociedad.
En esta etapa de su vida ocupó puestos importantes de responsabilidad en el terreno de la organización de las bibliotecas populares. En 1935, en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía presentó una comunicación con el título «Bibliotecas rurales y redes de bibliotecas en España».
En septiembre de 1936 fue llamada por el rector de la Universidad de Valencia para dirigir la Biblioteca universitaria, pero, ya en plena guerra civil, a finales de 1937, hubo de abandonar el puesto para entregarse de lleno a la dirección de la Oficina de Adquisición y Cambio Internacional de Publicaciones y para trabajar como vocal de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico.
La lucidez y capacidad organizativa de María Moliner van a quedar plasmadas en las directrices que redacta como Proyecto de Plan de Bibliotecas del Estado, las cuales se publicarán a principios de 1939 —Pilar Faus (La lectura pública en España y el Plan de Bibliotecas de María Moliner, Madrid, Anabad, 1990.) considera dicho proyecto «el mejor plan bibliotecario de España» (op. cit., p. 132)—.
Al término de la guerra civil tanto María como su marido y amigos sufren represalias políticas. Muchos de ellos se exilian. Fernando Ramón y Ferrando es suspendido de empleo y sueldo, trasladado a Murcia (1944-1946) y rehabilitado en Salamanca a partir de 1946, donde permanecerá hasta su jubilación en 1962. 
Por su parte, María Moliner es depurada y sufre la pérdida de 18 puestos en el escalafón del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, aunque los recuperará en 1958. En 1946 pasará a dirigir la biblioteca de la E. T. Superior de Ingenieros Industriales de Madrid hasta su jubilación, en 1970.
En esta nueva etapa de su vida, particularmente cuando se instala en Madrid, criados ya sus hijos y separada físicamente de su marido una buena parte de la semana, María Moliner encontrará el tiempo para dedicarse a su interés intelectual más profundo: la pasión por las palabras.  Será entonces cuando comience, hacia 1950, el Diccionario de uso del español que publicará la Editorial Gredos entre los años 1966 y 1967 en 2 volúmenes. Una obra que ha conocido, en esa primera edición, veinte reimpresiones, que ha sido editada en CD-ROM en el año 1995 y que ha sido reeditada en una segunda edición, revisada y aumentada en 1998.
María Moliner representa, sin duda, todo un estilo de "ser mujer en el siglo XX": pertenece al grupo de las pioneras universitarias que ejercen, además, una profesión. Claramente inteligente, y, al mismo tiempo, vigorosamente responsable y generosa para con los demás. Sencilla, espontánea en sus reacciones y elegante, al no ser elegida académica en 1972, María Moliner recibió su jubilación tan discretamente como había vivido, gozando con los pequeños detalles cotidianos.
Las notas tristes de sus últimos años fueron la muerte de su marido y su terrible enfermedad. Una arteriosclerosis cerebral la privó de su lucidez desde 1975  hasta su fallecimiento, el 22 de enero de 1981.
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