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sábado, 14 de mayo de 2016

Mayo2016/Miscelánea. OCASO Y CIERZO.

Entre el día y la noche, a la atardecida, hay un momento mágico y singular en el que la razón deja paso al mundo de los sueños. En ese instante de transición, si hay una confluencia entre los elementos naturales agua, tierra, fuego y, todos ellos son barridos por un aire en forma de cierzo feroz, se produce uno de los momentos más singulares del día. Si eres un ser ilusionado y la esperanza está viva en tu mente, puedes robarle al ocaso toda su belleza roja, sangrante y dolorida por la muerte, ya cansina, de la luz. Mas, si acaso sueñas con la verdad salida de la raíz medicinal del ácoro o de la música tenaz del cálamo, vuelve tus ojos hacia la floresta e invierte en ella el último despojo de la luz de tus ojos, fuera ya, de toda esperanza. No hallaras en ella el parnaso que buscas ni los labios rojos de la aurora pues ésta sólo filtra, agónica y tenaz, efluvios violáceos de los tiempos pasados y olvidados. Mira en el ocaso la esperanza de un nuevo amanecer rutilante y puro. Maduro, de muda nueva y mañana de domingo.