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viernes, 31 de enero de 2014

Enero2014/Miscelánea. LA CIMA DE JAVALAMBRE NEVADA A FINALES DEL MES DE ENERO

Mientras el sol de la tarde jugaba al escondite en el ocaso y las últimas luces teñían de tonos  rojizos las nubes de Javalambre, he subido a la terraza de mi casa con la cámara para tener un testimonio cierto de tan grandiosos espectáculo. Los reflejos dorados del sol, se han hecho de nuevo presentes al chocar contra los túmulos de Castralvo. Ahí estaban y ahí permanecen las tumbas que dicen ser de los gigantes Lleu y Engus. El viento de la historia ha barrido su recuerdo de entre las gentes sencillas pero, de vez en cuando, aflora tenuemente en la memoria colectiva el recuerdo lejano de los dos gigantes que asolaron con su furia y con su fuerza esta tierra. He recordado su temible historia y los momentos más descarnados de su aventura en el territorio de los turboletas que comenzaba así:
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Lleu (el de la mano firme) era un gigante que reinaba sobre la parte norte  de los turboletas. Engus (el hijo del dios Dagda) lo hacia de la misma forma en la parte sur. Los habitantes de Túrbula no estaban dispuestos a tener dos reyes ni a permanecer por más tiempo divididos. Convocaron al jefe de los druidas para plantearle el problema y ver que solución era la más idónea. El druida, que era un hombre sabio, dijo: no permitiré que el pueblo se desangre en una lucha para elegir un único rey.
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Para conocer la historia de estos dos gigantes, pincha en la siguiente dirección:
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Tumulos funerarios de Lleu y Engus en la cara norte de Javalambre.
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Últimas luces sobre la montaña sagrada.
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