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martes, 26 de noviembre de 2013

Noviembre2013/miscelánea. LA MARXISTIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA

La pancarta que hemos rotulado arriba expresa nuestra opción personal.
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Durante muchos años la enseñanza en el Ibáñez Martín, incluido el franquismo, fue libre, abierta, democrática y participativa. Había profesores manifiestamente marxistas como Eloy Fernández, Labordeta, Sanchís… frente a otros que eran del régimen. Particularmente, los marxistas, se saltaban el currículo y no pasaba nada. “¿Don Leopoldo, don Leopoldo, qué Labordeta dice que “el hombre desciende del mono?” y contestaba don Leopoldo… el señor Labordeta puede descender de donde quiera…” Ahí se acababa todo. Uno se saltaba el programa e ideologizaba (en tiempo de Franco con ideas del Materialismo Histórico) a sus alumnos y el otro dejaba pasar la cosa. Ahora vemos que las cosas han empeorado mucho. Se ponen pancartas sectarias tapando el escudo del Estado y predicando eslóganes salidos de las corrientes marxista. Hay una masa (no sé si importante) de profesores que sigue la “marea” como autómatas sin preguntarse ni cuestionarse nada. Posiblemente su trabajo (en el futuro) esté condicionado por la “actitud” que muestren ahora. No es cierto, la escuela pública no debe ser, ni una, ni grande, aunque sí libre. La escuela pública y la privada es toda española si sigue el currículo que manda impartir el Parlamento Español, con las correspondientes adaptaciones regionales, claro.
Qué la escuela pública es de TODOS, es claro, la pagamos entre todos, también la pagan los que llevan a sus hijos a la concertada o a la privada (pagan doble, pagan la pública y la que se pagan luego de su bolsillo). Sale de los impuestos y seguramente pagan más impuestos los que van a la privada (por ser más ricos) que los que van a la pública. ¿Por qué ese interés de aniquilar a la privada? Es sencillamente totalitarismo de izquierdas. Querer controlarlo todo y dirigir ideológicamente a toda la población.
La escuela publica, dice la pancarta… “para todos”. Para todos no, para el que quiera; que el derecho a la elección, a la libertad para elegir centro es fundamental. Servert dio la vida por la libertad, por la discrepancia, por defender su pensamiento y su opción. La pancarta esconde  dentro de sí misma un pensamiento totalitario: DE TODOS PARA TODOS. Si no hay elección no hay democracia. Tamaña burrada se coloca en la fachada del Ibáñez Martín (ahora sí, conviene cambiar el nombre) VEGA DEL TURIA.
No hay en todo el centro un profesor o un alumno con sentido común, uno sólo por el cual pueda salvarse el conjunto. Hasta el momento no lo he oído, ni visto. Todos, al parecer, van como un atajo.
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Por encima del Estado. El instituto no es de los profesores, es de todos... y eso no se respeta.
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¡ Calla, no te metas en problemas.!
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