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miércoles, 9 de octubre de 2013

Octubre2013/Miscelánea. ORIHUELA DEL TREMEDAL

ALVAREZ DE MIRANDA,
PRESIDENTE DEL CONGRESO,
EN ORIHUELA DEL TREMEDAL
Orihuela del Tremedal es uno de los 23 pueblos de la provincia de Teruel declarado Conjunto histórico-artístico.  Es además, uno de los pocos pueblos (quizás el único) cuya advocación religiosa, la Virgen del Tremedal, ha traspasado el ámbito provincial para llegar a América. En su perfil urbano destaca la iglesia dedicada a San Millán y, más abajo, los palacios señoriales y la fuente del gallo junto al río del mismo nombre. A uno y otro lado del río fábricas y caserío se dan la mano. Luego, el término municipal se amplía y da para mucho. Al puerto, con sus pinares y sus prados, se le ha llamado “la selva negra española”. Los ríos de piedra, las innumerables fuentes, su santuario de la Virgen del Tremedal, su riqueza micológica, su residencia para el descanso… son todos alicientes que van ganando la voluntad del visitante. Solamente una cosa llega a colmar todas las expectativas del viajero, esta es, el trato humano y amistoso con el que las gentes de este lugar tratan al visitante. Para que no se diga que hablo por quedar bien contaré, un hecho cierto, recogido en los medios de comunicación de Aragón en esa época (1978). A comienzo del curso 1978/79 el alcalde de la localidad nos llamó a los maestros para que el martes, a primera hora, estuviéramos en el Ayuntamiento. Se trataba de recibir a una persona muy distinguida, se trataba de don Álvarez de Miranda, recién nombrado presidente del Congreso de los Diputados. Don Álvarez de Miranda, según se nos dijo, había estado "¿exiliado?" o "retirado" en esta localidad por orden de Franco. Lo primero que hizo él, nada más ser nombrado presidente de la Cortes, fue viajar a Orihuela a saludar a los oriolanos.  ¡No es mal detalle!  Recuerdo que esa mañana hubo trajín de gente y, también, de los trabajadores de Telefónica que estaban haciendo un tendido de cables junto a la carretera por donde debía pasar el señor presidente de las Cortes españolas. No contaré el innumerable "ejercito" de valencianos que siguen subiendo a Orihuela cada verano y cada otoño a disfrutar de su clima y de sus gentes, sus dos valores más consolidados, junto a su naturaleza prodigiosa.
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