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jueves, 7 de junio de 2012

Junio2012/Miscelánea. JUAN ROMERO ALPUENTE (EL "MARAT" ESPAÑOL)


JUAN ROMERO ALPUENTE
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Durante el primer cuarto del siglo XIX ya aparece un precedente del partido Republicano en un grupo parlamentario conocido con el nombre de exaltado.
Entre los políticos que configuran este grupo, destaca por su trascendencia, la del turolense JUAN ROMERO ALPUENTE, considerado jefe de filas de los exaltados en las Cortes de 1820.
JUAN ROMERO ALPUENTE fue definido en su tiempo como uno de los primeros demócratas románticos, y también, como el Marat español por la prensa francesa. Su significación política fue grande si consideramos que Eiras Roel lo define como PRECURSOR DE LA DEMOCRACIA y que sus ideas, serán reiteradamente invocadas y asumidas por el gran propagandista demócrata republicano Fernando Garrido.
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“Afirmar que este singular personaje fue un gran luchador, sería decir muy poco, pues muchos millares de españoles lo fueron en el calamitoso periodo histórico que nos ocupa. Más si decimos que fue un gran revolucionario, tanto mayor cuanto más excepcionales eran las circunstancias de su tiempo, habremos acertado con el calificativo que mejor le cuadra.
Había nacido en Valdecuenca, pueblo correspondiente a la diócesis de Albarracín, el 12 de marzo de 1762. Dispuesto en su juventud a seguir la carrera de Leyes, cursó algunos años en Alcalá de Henares. De allí pasó a Valencia, donde a 20 de mayo de 1783 recibió el grado de Doctor en Derecho civil. Dos años más tarde, habiendo salido a oposición al Canonjía doctoral vacante en la catedral de Albarracín, Romero Alpuente, ya tonsurado, se presentó a tomar parte en dichos ejercicios. No contaba todavía la edad competente, y el Cabildo le dispensó, habilitándole para el sólo efecto de que ejercitase. Trasladado luego a Zaragoza, en la universidad que fundara Cerbuna completó sus estudios hasta ostentar el superior grado de Doctor en Leyes. No volvió a pensar en la carrera eclesiástica, y se entró derechamente por los dominios de la Themis. Le nombraron Fiscal de Valencia, y bien pronto, en el ejercicio de su cargo, dio muestras de la acometividad que había de caracterizarle en lo sucesivo. Como juzgase arbitrarias algunas providencias del Capitán general, se opuso enérgicamente a ellas. El resultado del conflicto fue harto lamentable para Romero Alpuente. Dio con sus huesos en las cárceles valencianas. Primer accidente de una vida a la que preparaba el azar una interminable carrera de obstáculos.
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Condiciones y semblantes de los Diputados a Cortes para la legislatura de (1820-21). Folleto anónimo:
Describe a nuestro personaje de la siguiente manera:
“Alto, seco, frío, y lamentablemente feo. Pero siempre sereno y siempre imperturbable; habla de todos los asuntos, habla sobre cualquier punto, habla desde la tribuna, habla colgado de ella, habla de cualquier modo, y tan fresco se queda de una manera como de otra. Ministro de Justicia, se conoce que la ama sedientamente, pero también debe amarse al pueblo aún más que al aura popular. Es la piedra de toque de todas las discusiones, pues al punto que en ellas se oye el metal de su voz, no hay nadie que no distinga si se ensaya oro, plata o arsénico. Tiene sus ciertos rasgos de originalidad, y sería con el tiempo un mediano orador con sólo que se le mudase la figura, con que no bajase tanto el estilo, y guardase constante decoro. Gasta gorro y anteojos de hierro, más sólo por ceremonia o por el bien parecer; pues por un lado no los necesita, y por otro no los quiere necesitar.” (Tomado del libro: La provincia de Teruel en la Guerra de la Independencia” de Domingo Gascón. IET-2009).
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Portada del folleto de la Fundación Romero Alpuente.
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Ventana abierta al futuro desde Jarque de la Val.
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