Vistas de página en total

lunes, 11 de junio de 2012

Junio2012/Miscelánea. EL CAPÍTULO GENERAL ECLESIÁSTICO

*
EL CAPÍTULO GENERAL ECLESIÁSTICO
(Capítulo de Racioneros de Teruel)
*
Chusé María Cebrián Muñoz
*
Para los turolenses de hoy esta institución es muy desconocida, entre otras cosas porque ya no es vigente y, al dejar de existir, se ha ido olvidando paulatinamente. Además de esto último, decimos que está olvidada porque en la representación de las Bodas de Isabel de Segura no se ha recreado el Capitulo de Racioneros y ciertamente nos causa sorpresa.
El origen de esta institución es, ciertamente, complicado. La Iglesia Católica se hace heredera de la ruinas del Imperio Romano tras su caída y por ello tratar de recomponerlo es arto difícil. En Hispania, en particular, las cosas se plantean del siguiente modo. El papado actúa como superestructura ideológica y justifica la lucha contra los musulmanes y la recuperación de aquellos territorios que un día pertenecieron al Imperio Romano. A cambio de esta cobertura ideológica, lo reyes de los diferentes reinos de la Monarquía Hispánica conceden al papa las “regalías” que a su vez otorgan a cada una de la Iglesias locales. Muchas veces se ve que, antes de conquistar un territorio, ya se otorgan las iglesias del lugar al obispo correspondiente. Las regalías comprenden los edificios que existen o se han de construir, los diezmos, primicias y todo lo que lleva aparejado el ejercicio del culto, es decir los aranceles de los sacramentos: bautismos, confirmaciones, comuniones, bodas, funerales, aniversarios… Con todos estos beneficios: diezmos, herencias y aniversarios perpetuos (fruto de la penitencia o guía espiritual de sus feligreses) y aranceles, los clérigos compran casas y tierras que arriendan a su vez, constituyendo así un verdadero Señorío en cada sede/silla/seo episcopal. Posiblemente la existencia de este poder terrenal tan pegado al pueblo sea la raíz del anticlericalismo que todavía aflora, hoy, en la sociedad española. La Iglesia mantendrá intacto su poder económico hasta las desamortizaciones del siglo XIX.
Al no estar el rey Alfonso II, según la tradición, presente en la reconquista de Teruel, aunque si en la formal que es cuando se otorga el Fuero. Los caballeros que protagonizan la toma de la villa de Teruel (Marcillas y Muñoces), reclaman del rey las “regalías” para sí y sus descendientes. De esta forma se constituye le Capítulo General Eclesiástico que será integrado, hasta su extinción, por los hijos nacidos en Teruel de padres turolenses. Conservándose así una tradición centenaria (800 años) que agotará y hará caer la institución victima de su propio eclecticismo nepótico y degenerativo.
La institución del Capítulo General Eclesiástico no es privativa de Teruel pero aquí es concedida por el papa Alejandro III en su bula de 26 de enero de 1172, tres meses después de la reconquista de Teruel al poder musulmán. Sorprende la rapidez de esta operación por acaparar el poder eclesiástico, por parte los fundadores de la ciudad, cuando en aquella época ir a Roma representaba una aventura, a veces de hasta un año y posteriormente ver resuelta favorablemente la petición. Por lo que se sospecha que el rey Alfonso II estaría a favor de crear esta institución en Teruel y favorecería el proceso con antelación. Ya que posteriormente, Teruel, había de funcionar como cabeza de puente para la conquista de Valencia ya con Jaime I.
Esta institución llegó a acumular un gran poder en la ciudad de Teruel, hasta el punto, de constituir un Señorío Eclesiástico hasta su extinción definitiva, ya bien entrado el siglo XX. Nosotros aún conocimos el último racionero en San pedro. Los miembros de esta rica y poderosa institución concitaban la envidia de los vecinos de la ciudad y muestra de ello es el romance que les dedica Don Jerónimo Lafuente  en el libro de carácter costumbrista titulado: “POR MI PUEBLO”. La figura más relevante de esta institución fue don Gil Sánchez Muñoz entronizado papa, Clemente VIII, por la obediencia de Benedicto XIII (El Papa Luna), que abdicó unos años más tarde por la presión de la casa aragonesa radicada en Valencia de los Borja (en Italia “Los Borgia”) y quedó de obispo de Mallorca. La caída del turolense supuso el lanzamiento hacia Roma de los Borja/Borgia logran el capelo cardenalicio primero y luego la mitra papal.
 Esta institución tenía una casa, sede del capítulo, en la calle hoy llamada Yagüe de Salas. Tras la Guerra Civil-1936-39, esta casa se levantó de nueva planta y es sede, hoy, de Cáritas y otras actividades propias del clero turolense. Para saber como era la sede del Capítulo acudamos a la pluma anónima, aunque intuyamos que se trata de Víctor Pruneda, que dice o siguiente:
“La sala capitular, llamada así por ser un local destinado para celebrar sus reuniones el capítulo general, es un paralelogramo bastante espacioso y cómodo con su techo de bóveda. Está situado en la acera opuesta al teatro y frente al lienzo de pared que mira al norte de la iglesia de Santiago (San Jaime en la plaza de Cristo Rey, ahora desaparecida). A la izquierda entrando tiene un altar dedicado a la Inmaculada Concepción, patrona de la corporación, y en el segundo cuerpo Santa Emerenciana, patrona de la ciudad. En el testero de enfrente, colocada en una urna, existe la cabeza auténtica y embalsamada del célebre y eminente D. Gil Sánchez Muñoz, con una inscripción en un cuadro, colocado en el lado izquierdo del tenor siguiente: El rostro de este busto, que embalsamado se ha conservado por la familia de los ilustres señores Sánchez Muñoz, barones de Escriche, es del Ilmo. Señor D. Gil Sánchez Muñoz, racionero de la iglesia de San Martín de esta ciudad, canónigo de Sta. María de la misma, canónigo y propósito de la metropolitana de Valencia, y electo papa en el día 10 del mes de junio del año 1423 por los cardenales de la obediencia del llamado Benedicto XIII. Renunció tan alta dignidad por la paz de la Iglesia, cuya determinación participó al ayuntamiento y capitulares de Teruel en 26 de julio de 1429. Quedose con el obispado de Mallorca, en cuyo gobierno murió, y cuyo cuerpo yace en la sala capitular de aquella santa iglesia. El capítulo general en obsequio de tan digno y benemérito individuo, construyó esta urna, y se colocó en esta su sala el día 6 de junio del año 1825.La conservación de este precioso, autentico e inestimable monumento se debe al benemérito prior actual del capítulo general don Rafael Pérez.
En otro cuadradito se conserva una carta del beato Juan de Ribera, patriarca, arzobispo, virrey y capitán general de Valencia (…). En ambos costados de la sala están los patronos de las parroquias, los retratos de D. Raimundo de Castrocol, obispo de Zaragoza, que en 1217 concordó sobre décimas con el ayuntamiento y capítulo  eclesiástico de Teruel. El D. Pedro IV. El de D. Alfonso II y el del Sr. Don Gil Sánchez Muñoz.”
Hasta aquí el relato de la Sala Capitular, pero ¿qué opinión tenían algunos turolenses de los famosos “racioneros”? veamos el romance que les dedica  Jerónimo Lafuente a finales del siglo XIX:
AYER
¡Oh, Teruel, patria querida,
donde nacieron mis padres,
donde nací también yo,
por mi desgracia algo tarde,
pues no me tocó al venir
ni la más mínima parte
de una de aquellas raciones
de que disfrutaban antes
los hijos de la ciudad
y de teruelanos padres,
sin más ni otro sacrificio
que vestirse de estudiantes,
ir algún tiempo a las aulas,
o aprender con algún padre
a mal decir una misa
y mal cantar una salve,
algunos casi en latín,
en gringo la mayor parte!
¡Oh, racioneros ilustres,
famosos capitulares
de los obispos martirio,
pesadilla de los frailes,
tormento de prebendados
y clérigos de otra sangre;
adorno el más necesario
de la plaza y los portales!
Aún me parece que os veo,
como allá en mis mocedades,
abrumados bajo el peso
de aquel sombrero gigante,
que para toldo de un carro
sirviera, y aún fuera grande;
embarcados en zapatos
de adobados cordobanes,
con suelas de a cuatro dedos
y orejas descomunales,
de los que confeccionaban,
baratos, casi de balde,
Madrones y Caraesanto
y otros maestros del arte.
Aún me figuro que os veo
por esas plazas y calles,
persiguiendo lugareñas,
para saber cuanto valen
un cuelgo de codornices,
una liebre… así de grande,
o un cabrito de buen peso;
pues ni el deán, ni el alcalde
comían huevos más frescos,
ni más gordos recentales,
ni truchas más exquisitas.
Mejor que vosotros, nadie
sabía cuando llegaban
las manzanas de Pitarque,
las ricas uvas de Olba,
las peras incomparables
de Albarracín, y  los quesos,
celebrados de Cervantes,
de Tronchón.. ¡Ah qué desgracia!
¡Cómo ha de ser! Nací tarde,
y no llegué ¡ suerte negra!
ni a racionero, ni a fraile!..
………………………..
Esto cantaba un labriego,
que venía, al caer la tarde,
con un azadón al hombro
por el camino de Carmen.

*
LA CASA DEL CAPÍTULO
Manuscrito del siglo XVIII
*
Síguese a las siete iglesias parroquiales y patrimoniales la Casa del Capítulo; está en ella la Sala Capitular, grande y majestuosa, con un altar al frente y en él colocada la imagen de Nuestra Señora de la Concepción; a la derecha el retrato a caballo del rey Don Pedro el Católico, a la derecha, también a caballo, el Rey D. Alfonso, que están al frente; a los lados, en el derecho el Arzobispo Castrocol que por composición de vencidos pleitos que siguió con la Ciudad le cedió las décimas; a este sigue el Don Gil Sánchez Muñoz, en pie, la mano izquierda sobre una mesa y en ella la mitra, y a la derecha en los pies tiene la tiara de pontífice, con rótulo que dice: “Don Gil Sánchez Muñoz, racionero de San Martín, Obispo de Mallorca y electo pontífice”. Y por este y el otro lado izquierdo siguen por su orden los patronos de las Parroquias que son, por San Salvador la Adoración de los Reyes, y luego San Andrés, Santiago, San Juan y San Martín, y después San Pedro y San Miguel, con todas estas pinturas de arrogante pincel en lienzos de 16 palmos de alto y correspondiente de ancho; la Sala tiene ochenta pasos naturales de largo y competente ancho; en ella se junta todo el Cuerpo Eclesiástico de los Racioneros a tratar y conferir los asuntos de sus iglesias y estado y conservación de sus privilegios; son presididos de un Prior y Consejeros que eligen de entre si mismos el lunes después del día San Lucas todos los años y así se conservan en constante unión impenetrables a cuantos tiros por derrocarles les hacen.
Acompáñanlas también cuatro capillas particulares que son la de San Bernardo, El Espíritu Santo, San redentor y la Memorable de San marcos dedicada al santo y guardando abstinencia de carne en su día por el destrozo que hizo en esta ciudad el Rey Don. Pedro el Cruel de castilla entrando en ella el día del santo a 25 de abril del año de 1363, por traición de los Marsillas con el pacto de que destruyese enteramente los Muñoces, en que dejó su fiereza pues aunque así lo prometió no lo cumplió, antes sí, dejándolos en libertad los recomendó a su rey, manifestándole su vigorosa defensa e infidelidad de los Marsillas , para premio de aquellos y castigo de estos, causa de mortales odios entre los bandos y familias.”
*
*