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martes, 6 de marzo de 2012

Marzo2012/Miscelánea. La crisis

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LA CRISIS
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“…del Nilo subían siete vacas de bella presencia y muy gordas, que pastaban entre los juncos de la orilla. Más he aquí que detrás de ellas subieron del Nilo otras siete vacas de fea presencia y enjutas de carne y se colocaron junto a las primeras en la ribera del Nilo. Las siete vacas de fea presencia y flacas devoraron a las siete gordas y de bella presencia. Entonces despertó el Faraón…” (La Santa Biblia).
Nuestro actual modelo de civilización nace en los valles aluviales de los ríos Nilo, Tigris-Eufrates, etc hace unos 5.000 años. Estos valles que se inundan y fertilizan anualmente dan lugar a buenas cosechas y a la sedentarización de la población. La sociedad se organiza de forma piramidal de tal forma que en la cima, el faraón, vive en la opulencia y construye enormes pirámides difícilmente entendibles hoy día por su magnitud y finalizad. Se desarrolla todo un sistema ideológico-religioso. El poder supremo emana directamente de Dios, eso le dicen los sacerdotes encargados de leer los designios de las estrellas al faraón y, lógicamente, si es hijo de la divinidad, éste quiere la inmortalidad. El faraón se nutre de los excedentes agrícolas y ganaderos y a veces llega a tal grado de expolio que somete a hambre a sus gentes. Con la mano de obra sobrante forma un ejército con el que protegerse de su propio pueblo. Si las cosas van mal y hay carestía, pillaje, disturbios etc. se organiza una guerra con la cual incrementar el poder del faraón. Este modelo tan básico ha llegado hasta nuestros días de tal forma que el IMPUESTO y la GUERRA son los pilares que sostienen la sociedad. No es pues extraño que los libros de historia sean una sucesión de crisis y guerras. El poder y las ideologías se han extendido siempre con la fuerza de las armas. Guerras religiosas (las cruzadas), guerras ideológicas (comunismo), guerras económicas (petróleo-Irak) y, sin embargo, cualquier guerra tiene su trasfondo económico. Los famosos Almogávares no eran más que masas de desahuciados, hambrientos y harapientos que pululaban por las ciudades de la Corona de Aragón y que utilizó el rey de Aragón en sus guerras del Mediterráneo. Otras veces la guerra ha sido una ruina para la nación que la padece como las guerras de independencia americanas y las guerras carlistas del siglo XIX. Hitler,  con una nación en paro, dio rienda suelta a su locura de una Guerra Mundial. Estalin, en nombre del Comunismo llevó a la muerte a millones de conciudadanos. Llegamos así, a finales del siglo XX con una situación crítica. La producción agraria en las zonas templadas del planeta se hunde (una cosecha al año). Europa no tiene energía y la mano de obra, que gracias a la democracia ha ido incrementando su poder, hace inviable la producción industrial. Nace la Crisis de Reestructuración del Sistema Productivo: Las fábricas se instalan en los países del tercer mundo y aquí quedan enormes masas de jóvenes universitarios licenciados en actividades para las que no hay trabajo: un licenciado en filosofía apenas tiene trabajo de camarero. Se trata de alargar la agonía, se inventan masteres, posdoctorados, reciclajes, cursos, cursilletes sindicalizados, sin ningún resultado. En definitiva, las industrias que necesitan mucha energía, como las azulejeras de Castellón, se marchan a Turquía o a Marruecos (Roca). Las industrias del automóvil todavía permanecen, pero es a costa de las enormes masas de capital que los gobiernos regionales tienen que inyectarles para que no se reubiquen en países emergentes. A todo esto hay que añadir la perversión del sistema educativo español y más el europeo. Alumnos desmotivados por la educación de “príncipes” que les dan los padres. El currículo escolar está diseñado para adaptarse a la baja, es decir, al nivel del alumno más vago. Todo ello da unos resultados académicos nefastos. Pero, sobre todo, lo que es más lamentable es el programa de investigación español cuyas becas se han reducido en un 75%. Si España tenía una opción, que es la de desarrollar la investigación, se ha truncado gracias a los sindicatos. Estos “entes” (por llamarlos de alguna forma) en tiempos de Zapatero señalaron textualmente: “Si alguien tiene que pagar al crisis, no será el obrero”. No poco…, dejamos el gobierno en manos de incompetentes y así no ha ido. Los obreros la han pagado y la están pagando con creces, vamos hacia los 6 (seis) millones de parados.  Claro que los sindicatos, por lo visto, sólo representan a los que trabajan, el que recibe la carta del paro ya no cuenta para esos líderes que desayunan en los Consejos de Administración de las grandes empresas con personajes como Urdangarín, en Telefónica.
Resumiendo, la crisis actual es de Reestructuración del Sistema Productivo. Estamos en un mundo global y hay gente que no se ha enterado. China es un régimen comunista, en lo político, que ampara un sistema laboral de semiesclavitud. Inunda los mercados de productos a coste casi cero, con los cuales es imposible converger. Si un turolense quiere montar una fábrica de pantalones vaqueros puede llevarle el intento casi un año entre permisos y burocracia. Si ese turolense manda un mensaje por Internet, tendrá esos pantalones en el puerto de Valencia en una semana a un coste ridículo. La banca no lo tiene tan mal pues ni los comunistas ni los musulmanes son partidarios de la banca que representa el modelo capitalista que tanto odian. Sin embargo, estos países emergentes deben sufrir, lógicamente, sus consiguientes crisis de crecimiento que bien puede ser aprovechada por una sociedad occidental mucho más avezada, desde siglos, en estos asuntos. Parece ser que definitivamente el faraón a muerto y los tiempos y los asuntos campan por otros derroteros. Ya no es posible solucionar una crisis con una guerra. Por último un saludo a los amigos ecologistas que han sido capaces de influir en el poder político para crear una energía alternativa tan cara que han contribuido, con su granito de arena, a la fuga de muchas empresas y al crecimiento del paro.
Portada de la iglesia de Corbalán.
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Ermita de la Virgen del Castillo en Corbalán.
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