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jueves, 1 de septiembre de 2011

Septiembre2011/Miscelánea. EL TORICO.


EL TORO
Es el símbolo totémico e inequívoco de Teruel. Esta situado en el centro de la plaza Mayor, del Mercado, del Torico o de Carlos Castel, que de todas estas formas se le nombra o se le ha nombrado. El toro es el primer símbolo heráldico de la villa, aparece en el pendón que portaban, en a las “cabalgadas”, los caballeros turolenses en lucha contra los moros. Luego, el toro, se esculpió en piedra y se fundió en hierro y otros metales nobles. Con la traída de aguas del siglo XVI se construyó una fuente en la plaza del mercado que llevaba esculpido en piedra, un toro. En otra fuente de la misma obra, como la que se encuentra actualmente en la plaza de la Catedral, todavía  puede verse al animal en el frontón de la misma. En 1848 se construyó una plaza de toros en el actual barrio de San León y dejaron de “correrse toros”, en la plaza del Mercado. Llegó la renovación de dicha plaza y se derribó la fuente de Pierres Vedel para construir en el año 1858 la actual pila redonda, columna y toro en la cúspide. Lo desgarbado del monumento, a juicio de los críticos de la época, ocasionó en hacer mofa del monumento, tanto por nativos como por forasteros y convertir el TORO, símbolo heráldico de Teruel, en “TORICO”. De tal traza que hasta el día de la fecha, con buena o mala fortuna, el “TORICO” y no el toro, es la referencia máxima de la ciudad y aún de la provincia. Cuando suben los valencianos a Teruel y llegan a la plaza Mayor dicen con asombro: “CHE… ¡QUÉ TORET!”. A lo que los turolenses advertidos contestan: “Pequeño, sí, pero cuando mea inunda Valencia”. Y es que todavía se recuerda la inundación, con ocasión de una gran riada en los años 50 del siglo pasado, de la ciudad del Valencia. Ahí está el animal, impasible, recibiendo cada día cientos y cientos de fotografías y viajando, PIXELADO, por todo el orbe.
 EL TORO DE RONDA
El toro ha sido un animal que ha atraído, siempre, poderosamente la atención del hombre. Símbolo de poder, de nobleza, de virilidad y fuerza. Al toro más bravo, el hombre, le perdona la vida y lo reserva para semental. El toro de fuego, de ronda, embolado o engavillado, ha estado siempre presente en todo el ámbito de la celtiberia desde Burgos hasta el Maestrazgo de Castellón. En la Edad Media son muchas las leyendas que surgen con el toro de fuego como protagonista. La misma fundación legendaria de la ciudad de Teruel nos cuenta que en una muela, junto al Turia, un toro en el que ardía fuego sobre su testuz fue la señal inequívoca, junto a la estrella llamada Actuel, para fundar una villa que se llamaría TOR-UEL de donde devino TERUEL. Sin embargo, en Teruel capital no existe la tradición del toro de fuego o embolado, por el contrario es famoso el Toro Jubillo de Rábielos de Mora. Es el Yubo, Yugo o Jubo la pieza fundamental para este tipo de espectáculo. Jubillo significa “yugo pequeño”, tiene la forma del diminutivo aragonés en “iello” o “iella” y son muchos los topónimos aragoneses que conservan esta terminación: Paniello, Castiello de Jaca, etc.
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